La conmemoración es un llamado a unir generaciones, unir pensamiento, convicciones e ideas renovadas.
Dado el alto significado cultural, que ha gestado conciencias críticas, heroicidades, cambios en las formas de gobierno, resistencia ante la tragedia y pensamiento constructivo, debería darse reconocimiento al 19 de septiembre de nuestro calendario, como el Día de la Ciudad de México.
Estamos presenciando en las últimas horas el derrumbe anticipado del PRD en la capital.
La expropiación petrolera de 1938 decretada por el presidente Lázaro Cárdenas, puso al pueblo de México en condiciones de defensa de su presente y futuro.
Dirán que es fenómeno mundial y que es la única vía para ganar la presidencia, pero ¿Es correcto desarmarse ideológicamente para ganar electoralmente?
Lo que estamos viendo es el final del viejo dinosaurio que mantuvo la vela y el timón del país a lo largo de 89 años.
AMLO terminó su discurso de toma de protesta como candidato a la presidencia diciendo que se inspiró en Benito Juárez a un lado del PES; en Francisco I. Madero a un lado de Manuel Bartlett y Korrodi; en Lázaro Cárdenas, flanqueado por el anticardenista de derecha Germán Martínez.
Ochenta años de la Expropiación Petrolera, 50 años del Movimiento Estudiantil Popular y 30 años del Movimiento Democrático constituyen tres momentos que forjaron la identidad del México contemporáneo.
El proceso electoral de 2018 significa el final de los partidos que conocemos y que alguna vez tuvieron una significación ideológica.
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